Derrick Rose, a sus 30 años, recordó al de sus mejores tiempos con una memorable exhibición que lanzó hacia la victoria a su equipo. Minnesota superó la enorme resistencia que opuso a Utah (128-125) gracias sobre todo a los 50 puntos de Rose, incansable, decisivo en el apretado final de partido. La afición puesta en pie coreó a Rose con el célebre cántico “¡MVP!” reservado a los mejores. Y el base de los Timberwolves acabó el partido llorando, emocionado, muy consciente del significado de semejante actuación, por fin recuperado su mejor nivel después del calvario de las lesiones y la depresión en que se sumió.
Su equipo lo necesitó más que nunca, dadas las bajas de Teague y Butler. Ni Ricky Rubio ni Dante Exum, ni la defensa de equipo de los Jazz, pudieron frenar a Rose, que anotó desde todas la posiciones, y resolvió varias penetraciones a canasta de una forma asombrosa.
Sus 50 puntos fueron producto de 19 canastas en 31 lanzamientos, incluido un 4 de 7 en triples, y además de 8 de 11 en tiros libres. También dio seis asistencias y capturó cuatro rebotes en los 41 puntos que estuvo en la cancha. Superó su plusmarca de 42 puntos, obtenidos en su mejor año, en 2011, en dos ocasiones, febrero ante San Antonio y en marzo ante Indiana. Utah fue casi siempre a remolque pero consiguió empatar a 121 cuando faltaba 1 minutos y 44 segundos. En ese intervalo Rose anotó seis de los últimos siete puntos de su equipo. El otro lo anotó desde la línea de tiros libres Karl-Anthony Towns, otro de los artífices del triunfo de su equipo con 28 puntos y 16 rebotes, mientras que Wiggins sumó 19. Utah jugó más en bloque, con 22 puntos y 13 rebotes de Gobert, 26 puntos de Donovan Mitchell, 18 de Crowder y 14 de Favors y Exum. Ricky no tuvo su mejor día y se quedó en cinco puntos, además de cinco asistencias, dos rebotes y dos robos de balón.
Recap: